Entiende a tu clientes
Si tienes una necesidad y tendrás que pagar por ella, podemos decir que estás ejerciendo el papel de cliente. Independientemente si eres un cliente, un usuario (la persona que usa el servicio), o un consumidor (quien consume un producto o servicio), lo que esperas como mínimo es que tus expectativas sean atendidas.
Ahora si realizas una actividad económica o profesional a título lucrativo (como empresa o autónomo) o -por que no- una actividad sin animo de lucro, y quieres que tu “empresa” tenga éxito, deberías asegurarte de que estás superando las expectativas de tus “clientes”.
Puede que tengas los mejores productos, precios, estrategias, etc., pero si el servicio prestado a tus cliente es deficiente, será difícil ganarlo. Y hablando de servicio, veamos algunas claves que te ayudarán:
- El amigable: Les gusta bromear con los profesionales y sonríen mucho. Deben ser atendidos con simpatía y con énfasis en una resolución rápida. Es importante que se sientan importantes.
- El callado: Es aquel que deja el profesional hablar y no le contesta. Se debe motivar el dialogo y buscar que se sienta a gusto.
- El retraído: Le cuesta decidir. Debe ser atendido con preguntas y al mismo tiempo con sinceridad y franqueza.
- El presuntuoso: Cree que sabe todo, es vanidoso, bien informado y no se deja influenciar fácilmente. Necesita dominar la situación y, por lo tanto, impide que se le den argumentos. El profesional debe de tratarlo con elogios y ser amable. Se debe de actuar con seguridad, utilizar datos, sentido común y lógica para convencerlo. Se le debe invitar a participar de una encuesta.
- El agresivo: Apunta los defectos y le gusta de discutir. Tiene como objetivo intimidar. El profesional debe mantener la tranquilidad, estar siempre pendiente y evitar argumentaciones. Se recomienda no interrumpirlo cuando esté hablando y jamás decir que el cliente está nervioso.
- El desconfiado: Es inseguro, desconfía de todo, por eso quiere siempre seguir todo procedimiento y revisar todo. El profesional no debe de tener prisa, debe de atender todas sus solicitudes para conquistar su confianza.
- El apresurado: No quiere perder tiempo con detalles, desea que lo atienda lo más rápido y acertado posible. El profesional debe de evitar burocracias, atender lo que ha sido pedido y evitar distracciones.
- El negociador: Es insistente y busca obtener una ventaja. Durante la intervención es importante establecer límites y no ceder más allá de las posibilidades.
- El detallista: Tiene dificultad en asociar ideas. Pide muchos detalles porque no entiende como funcionan determinados productos o servicios. El profesional debe hablar con pausa, si es necesario repetir ideas, buscar tener un lenguaje claro y simple. Se debe de evitar comentar detalles innecesarios.